DROGAS
Por Jerónimo Centurión
Si no supiese de la enorme corrupción que existe dentro de la propia DEA. Si me tragase el cuento de que a los Estados Unidos le interesa de verdad erradicar, de raíz, esa enorme y millonaria fuente de oscuro dinero que es el narcotráfico. Solo si fuese así de ingenuo podría preocuparme la supuesta amistad que existiría entre el jefe de Devida, Ricardo Soberón, y algunos dirigentes cocaleros.
Los diarios nos alarman por la intención del jefe de Devida de suspender la erradicación como si esto implicase la fractura de una política antidrogas eficiente y exitosa.
Nuestra "exitosa" política antidrogas, la cual ha contado con el respaldo de los Estados Unidos, ha convertido al Perú, en los últimos diez años, en el principal productor de hoja de coca del mundo. El 30 % de la cocaína que se consume en el planeta se produce en el Perú.
Hace 3 años investigué los malos manejos de AGORAH, una entidad gubernamental adscrita a la PCM, que tenía como finalidad apoyar a los más pobres de Ayacucho y Huancavelica. El responsable de AGORAH era Jorge Durand y poco después de emitida la denuncia, el gobierno aprista lo "premió" ofreciéndole el puesto de jefe político del plan VRAE. Los policías honestos de la zona lo recuerdan como alguien absolutamente ineficiente.
Recuerdo hoy a Durand, porque es común en el mundo nombrar en puestos de alto nivel de responsabilidad a personas poco eficientes o poco comprometidas. En otras palabras, a personas que no interfieran, que mantengan el statu quo. Eso pasó con Durand y apostaría a que pasa en algunas instancias de la propia DEA.
No conozco a Ricardo Soberón, flamante jefe de Devida, pero me parece que, si a nivel de lucha contra el narcotráfico estamos objetivamente mal, sí es conveniente hacer una pausa y analizar en qué se está fallando.
Sí, es cierto que el 90 % de la producción de hoja de coca va al narcotráfico. En teoría podría deducirse que si se ataca al problema de raíz se acaba con él. Pero en principio vemos que no, y que las actuales políticas antidrogas vienen produciendo un efecto contrario al oficialmente esperado.
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