


El curita Arana
Por Rocío Silva Santisteban
Lo sospechoso es que días antes de la noticia de las pintas de los supuestos simpatizantes de Arana y Guzmán, el 15 de setiembre, el padre Marco Arana fue emboscado junto a su comitiva, a las nueve de la noche, en la zona de Quispampa, cerca de Huancabamba, Piura, en una situación extraña que bien pudo ser un accidente mortal: dejaron inmensas piedras en la curva del precipicio de una carretera estrecha. Felizmente gracias a las maniobras del chofer pudieron seguir adelante. Sin embargo, cuando atravesaron la zona, los esperaban un grupo de personas que primero les lanzaron piedras y luego balas. Media hora antes un grupo de ronderos había intervenido la movilidad de Arana y le había pedido su identificación para, cotejando con una lista, sacarlo del carro por sospechoso. Marco Arana, su familia y los otros miembros de GRUFIDES, la institución en la que trabaja, han sido no solo amenazados, reglados, chuponeados, perseguidos y espiados por diversas instituciones —entre las que se encuentra BTR— sino que, incluso, algunas voces masculinas han amenazado con violar a las trabajadoras de GRUFIDES. Una prueba de ello es el documental Operación Diablo, que dirigió Stephanie Boyd y que ganó varios premios en Berlín. El documental muestra con imágenes contundentes todo el seguimiento que le hicieron varios "espías" a Marco Arana: ¿quién les pagó para que hagan ese trabajo de seguimiento?
En múltiples oportunidades Marco Arana ha sido el mediador de grupos de pobladores o de estudiantes exaltados que solo querían responder con piedras ante la injusticia; pero ha sido él, quien con firmeza siempre ha sostenido que la violencia solo acarrea violencia. En una parte del documental precisamente se pueden escuchar esas palabras dirigidas a los manifestantes: "Yo les suplico/les ruego/les pido en nombre de Dios/por favor, busquemos paz". Por eso mismo todos sus reclamos se apegan a la ley, a las investigaciones serias en temas ambientales, a solicitar el ordenamiento territorial en Cajamarca, a pedir y exigir una reglamentación para la Ley de Consulta y, sobre todo, a denunciar el gran problema del futuro para nuestro país: la contaminación y la escasez de agua.
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