David y Goliat, una historia distinta

Por Carlos Iván Degregori

Susana Villarán y Fuerza Social han triunfado en la disputa por la alcaldía de Lima. Felicitaciones y mis mejores deseos de éxito. Va a ser una tarea difícil gobernar la capital si los adversarios de ayer deciden seguir en campaña y optan por jugar a que la ciudad se hunda, como cuando Giampietri dice: mejor hundir el Huáscar. Si así fuera, será tarea difícil pero no imposible. La fuerza –social- los acompañará.

A continuación algunas reflexiones desordenadas sobre los resultados electorales en la capital.

1. No es un giro a la izquierda, pero sí. No es un regreso a la izquierda de los 80, algo que (casi) nadie quisiera. Además, las fronteras entre derecha e izquierda se han vuelto más borrosas, aunque no desaparecen.

2. No es solo una cuestión de carisma o simpatía.

3. Es, por un lado, una cuestión de cómo se combinan mercado, Estado y sociedad. En las últimas dos décadas, dentro de esa tríada el mercado ha tenido el monopolio, un "privilegio ontológico" en mucho semejante al que tenía el proletariado en las propuestas marxistas-leninistas. Todo indica que la mayoría, no solo en Lima, quiere otro tipo de mix. Dados los indicadores sociales y de desigualdad que deja este régimen, y el desastre del sistema de partidos que hemos constatado ayer, no les falta razón.

4. Por otro lado, es cuestión de valores, palabra grata a la derecha que celebra el emprendimiento y la iniciativa individual, lo cual no está mal, pero lo hace de manera cacofónica. Valores como la inclusión, la solidaridad, el respeto a la diversidad y a los derechos humanos, que a lo más servían para la foto, han sido reivindicados con brío por FS y constituyen uno de los activos más importantes de su capital político.

5. La esperanza venció al miedo. Cierto. Uno de los pilares más fuertes de la herencia fujimorista ha comenzado a resquebrajarse. Esperemos que sea el principio del fin de la anomalía peruana. Mientras en países como Uruguay o El Salvador gobiernan y en Brasil triunfan antiguos guerrilleros reciclados, acá se hizo tormenta en un vaso de agua por la participación de Patria Roja, una organización pequeña, al menos hasta hace poco de "pensamiento arcaico", pero que nunca optó por la lucha armada. Las contorsiones para hacerla aparecer como amenaza terrible para Lima y el país parecían las de Linda Blair en El Exorcista y eran en mucho semejante a lo que sucedió en 1999, cuando capturaron a Feliciano. Los medios de comunicación fujimoristas, por aquel entonces casi todos, hicieron un esfuerzo gigante para que Feliciano pareciera un nuevo Guzmán cuando en realidad era en 1999 un senderista arrinconado en Viscatán y alrededores, ni la sombra de lo que fue Guzmán hasta 1992.

6. FS inicia un recambio generacional. Presentó un equipo técnico y político joven, fresco, solvente y diferente. El PPC demoró hasta la última semana para presentar el suyo. En general los partidos tradicionales –APRA, PPC, AP- y sus epígonos de las últimas dos décadas, especialmente Fuerza 20111 y Perú Posible, han sido incapaces de un relevo generacional tan impactante como el que ha representado Susana Villarán. Si la izquierda de la década de 1980 no fue capaz de una autocrítica profunda y una renovación generacional, gracias a Susana y Fuerza Social por haberlo intentado con éxito por fuera de esa izquierda tradicional. Los principales rostros del APRA y del PPC vienen de la década de 1980. Para 2016 García va a ser un venerable anciano de la tercera edad, el equivalente al Pastor Lay en XL si llegara a presentarse. Y el APRA ha demostrado que sin García no es nada, por voluntad del propio García y por opción cómoda de la mayoría de apristas. Los cuarentones fueron el parto de los montes, y el que osó montar una minirebelión contra García fue Roca, un miembro de su propia generación. En cuanto a Fuerza 2011, actual etiqueta del fujimorismo, Keiko es una máscara engañosamente joven de su padre y el resto es el viejo entorno fujimorista, incluyendo regresos como el de Yoshiyama y adiciones como las de Raffo, que por su manera de hacer política, es un hijo legítimo de los 90. El montaje de Thriller, con el que se le ocurrió homenajear a Alberto Fujimori, lo dije alguna vez, fue el mayor lapsus del fujimorismo en estos años. A Castañeda, la verdad, nadie sabe quien lo rodea. De Humala, salvo el grupo de izquierdistas que se acercó al PNP y está ahora allí medio arrinconado, se puede decir lo mismo, callando piadosamente sobre su bancada.

7. Si el triunfo de Fuerza Social abre la posibilidad para un centroizquierda y una izquierda democrática, social o socialista y liberal, al Perú le sigue faltando una derecha liberal consecuente, que esté no solo a favor del liberalismo en lo económico, sino también en lo político, en lo cultural y en el respeto a los Derechos Humanos. En esta elección, sectores importantes de la derecha ha demostrado ser no solo conservadores y reaccionarios sino flojos, miedosos, ignorantes y despreciar (en parte por ignorancia) al electorado.

8. Por último, como me dijera Javier Torres, esta derecha solo existe en Lima, o casi. En el resto del país, hace tiempo que se aceptan otras posiciones y nadie muere de miedo. La mayor prueba en estas elecciones es el triunfo del empresario Atkins en Piura, en alianza con un importante sector que viene de la antigua Izquierda Unida y el movimiento campesino regional.

Sí, ha sido el triunfo de David contra Goliat, no ha caído el gigante pero se ha abierto una puerta por la que puede entrar aire fresco que, como en un cuento distinto, puede terminar no solo por empoderar a la izquierda sino por transformar también a la derecha y convertirlas a ambas en las opciones que el país necesita para entrar de veras y con buen pie en el S.XXI. Costará mucho trabajo, y paciencia.

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