


Los medios de comunicación y su poder
Por Patricio Sarmiento Reinoso
Luego de aquel acto fallido por derrumbar la democracia, ciertos medios empezaron una campaña en donde justificaron lo acontecido, la violencia generada, la sangre derramada, y cargaban la culpa al gobierno mencionando que fue un auto- secuestro, que fue culpa del presidente por haber acudido a enfrentar el problema, etc., y aparecieron sendos artículos, editoriales y titulares en estos medios, uno de ellos es el antes referido, escrito por el editorialista de diario El Universo, el auto exiliado en Miami, Emilio Palacio, quien califica en dicho artículo de “Genocida” al presidente y “por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital” durante el rescate. La verdad es que aquella noche, de forma masiva el pueblo quiteño enardecido por lo acontecido, marchó pacíficamente para prestar su apoyo al primer mandatario retenido en contra de su voluntad, pero la policía, manipulada por los políticos golpistas, frenó todo intento pacífico y arremetió en contra del pueblo que se manifestaba. La verdad es que no hubo ninguna orden presidencial, sin embargo el editorialista, bajo la tutela y el total agrado de los dueños de un periódico tan poderoso como El Universo, no midió sus palabras, y lo publicó sin el menor empacho, pues sabía y tenía entendido que era un medio intocable. A partir de aquello el presidente Correa inicia una querella legal en contra del editorialista Emilio Palacio por faltar a la verdad, por injurias y calumnias, además a sus directivos por permitir que una mentira sea contada y tratada como verdad (es lo acostumbrado por ciertos medios, porque suponen al tener tal poder, son intangibles, casi dioses), claro, los medios de comunicación, los de la misma línea que el diario en cuestión, inmediatamente empezaron una guerra mediática afirmando que NO EXISTE libertad de expresión en Ecuador, noticia tácitamente difundida a nivel mundial, y ahora, luego de terminado el proceso legal, en donde salió a relucir que el editorialista efectivamente mintió, pues no pudo comprobar que hubiera tal orden por parte del presidente para disparar en contra de la masa popular, en donde se sentenció en contra de ellos, como efectivamente debía suceder, dichos medios han aumentado esta campaña de desprestigio en toda la comunidad internacional para frenar tal sentencia. Debo destacar que los dueños del rotativo salieron del país para emprender tal campaña y han pedido ayuda a los emporios de la comunicación, aquellos emparentados por sus intereses comunes, por sus objetivos económicos y políticos, tales como la CNN, Washington Post, New York Times, L.A Times, Miami Herald, además de organismos y ONGs como la SIP, GDA, CIDH, Reporteros Sin Fronteras y por su puesto la mafia de periódicos y medios nacionales como Diario El Comercio, el Hoy, Ecuavisa, Teleamazonas, FundaMedios y demás organizaciones no gubernamentales, y un largo etcétera, de quienes han ubicado al Ecuador en el ojo del huracán colocándolo como un país represor de la Libertad de Expresión, cuando ocurre todo lo contrario. ¿Cuándo libertad de expresión es sinónimo de irrespeto a las personas, de imposición y aceptación sumisa por parte de los usuarios de las mentiras que ellos exponen? ¿Hasta cuando debemos soportar una campaña de desprestigio a nuestro País por un proceso que no les resulta funcional a sus intereses, que no resulta útil a sus objetivos económicos y políticos? ¿Hasta cuando los “periodistas” son jueces que sesgan y manipulan la información y nos la entregan masticada para que nosotros la deglutamos sin pestañear, asintiendo por la desinformación producida de manera totalmente deliberada?
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